Publicado el 10 de octubre de 2022

Alumni Around the world: Entrevista José Goñi Carrasco: Un viaje por su vida pública, una parada en su vida literaria

Exministro de Defensa, investigador, consultor, economista, académico y diplomático, fue embajador de Chile en países como Suecia, Letonia, México, Italia y Estados Unidos, además de representar a nuestro país ante la FAO y el Programa Mundial de Alimentos con sede en Roma.

José Goñi es también un orgulloso penquista, realizó sus estudios secundarios en el Liceo Enrique Molina Garmendia y luego egresó de la Universidad de Concepción, donde se desempeñaría como profesor instructor hasta 1972.

Cuenta que está retirado de la vida pública, pero se siente muy preocupado por la situación actual del mundo, especialmente por la invasión de Rusia a Ucrania, que califica como una falla de la diplomacia. Y se muY se muestra crítico de las redes sociales, a las que acusa de colaborar en un deterioro de la cultura.

Cuenta, con voz suave, profunda y melodiosa de contador de historias, que en los últimos años ha estado centrado en desarrollar su faceta de escritor, y particularmente enfocado en la novela-histórica, preparando un libro sobre la poeta Gabriela Mistral y otro de cuentos breves. Entre todos estos literarios afanes e ilustres personajes chilenos, José Goñi, se toma una pausa para hablar con la Dirección de Relaciones Internacionales de la UdeC.

Este libro recopilatorio de cuentos breves, es una idea que espera concretar pronto o es un cuento… 

En realidad tengo varios cuentos, algunos bien terminados y otros que hay que pulir. Siempre pienso en dedicarle tiempo, pero aún no lo he hecho, probablemente no me tomaría tanto tiempo hacerlo, pero siempre me ha gustado meterme en desafíos más complicados, como en el que estoy ahora. Pero el material está, así que, espero poder publicarlo en un futuro cercano. Pero un problema que hay en Chile y yo creo que en muchas partes del mundo, es que la actividad editorial está muy disminuida. La pandemia ha golpeado mucho a la industria editorial. Muchos puntos de venta, las librerías, han desaparecido. La última vez que pude visitar Concepción me dio mucha pena ver el centro de la ciudad. Era fantasmal.

Lo que hay de literatura en las librerías es más bien de autores internacionales, como Isabel Allende, pero porque ella se lee en todo el mundo. Pero literatura chilena nueva es muy poca y son generalmente autores muy renombrados, como nuestro último Premio Nacional, Hernán Rivera Letelier. Recuperar librerías y contribuir a rearmar la industria editorial es un tema pendiente. Allí creo que la Universidad de Concepción tiene un rol que hace años debiera estar jugando, que es tener una activa editorial para producir y vender libros. Yo creo que en esa materia, por ejemplo, la Universidad Diego Portales le ha pegado el palo al gato. Pregunté antes de la pandemia, y conversé con alguna gente de allí para saber cómo funcionaba y supe que le iba muy bien.

Una vida intensa profesionalmente, ¿Cuál ha sido su mayor logro profesional? 

Desde el punto de vista del trabajo hay muchas formas de mirar las cosas. Le puedo contar que cuando yo salí al exilio, en los primeros años no se reconocía mis estudios en la Universidad de Concepción. Entonces para sobrevivir tenía que limpiar pisos o repartir diarios, desde las 5 de la mañana. Esa experiencia de hacer labores “simples” me enseñó muchísimo: el tener que empezar desde abajo. Después de esa gran tragedia que tuvo el país con el golpe militar y con la dictadura, tuve que conocer, entender y adaptarme a otras culturas; lo que no es algo evidente y cuando se lo consigue, es un logro tremendo, muy importante.

Siento que lo logré y ese tipo de experiencias te cambian la forma de ver las cosas; de alguna manera, entras a ver la vida y el mundo desde otras perspectivas, en que la idea de que el desarrollo de la vida es un proceso lineal, se esfuma. Claro, después de esa parte de mi vida, he tenido mucha suerte también en las oportunidades de trabajo que he tenido. Desempeñé trabajos en el plano académico y empresarial internacional. Con el retorno a la democracia, posteriormente se me abrió mi etapa en la diplomacia, en la cual tuve diversas responsabilidades y uno observa que cada logro se iba siendo cimentado en función de las experiencias anteriores. Desde el punto de vista formal, el logro más importante de mi carrera profesional, sin duda es haber sido ministro de Estado, en una cartera tan complicada como la Defensa Nacional. Pero, reitero, el “rango” de la labor desempeñada no desmerece las otras experiencias que he tenido. Por lo mismo, me cuesta responder la pregunta porque pienso que no hay una experiencia que entregue más que otra: ni limpiar pisos, ni representar al país en Washington.

Las encuestas indican una alta desafección ciudadana hacia el mundo político, ¿Lo ha decepcionado a usted la política en algún momento? 

Los momentos más duros para Chile han sido, sin duda, después del golpe de Estado y durante la dictadura. No porque no pensáramos que iba a haber un golpe, que yo creo era evidente, como finalmente ocurrió. Pero las circunstancias que vinieron posteriormente, creo que nadie se lo habría imaginado. Yo me quede clandestino un año y medio en Chile, con la esperanza de hacer algo relevante en oposición al gobierno militar, cuestión que, la verdad, se demostró que era puro voluntarismo. No había ninguna posibilidad de cambiar la situación. Fíjate que más de la mitad de mis amigos y compañeros de entonces desaparecieron o los mataron, varios de ellos de la UdeC. Esa es una parte de la experiencia de varias generaciones que marca mucho, para toda la vida. Eso genera experiencias de vida brutales, de las cuales hay que aprender, o sino esos golpes son tal impacto que, como diría un boxeador, te dejan knockout. O bien, uno aprende de esas experiencias hasta para enfrentar la vida.

Y en cuanto a la política, fíjate que siempre hay muchas desilusiones. Pero la política, yo te diría una importante obviedad, es una actividad indispensable. Todo este discurso anti político y anti partidos políticos que hemos vivido en Chile estos últimos años, de cansancio de mucha gente con las autoridades por variadas razones, si bien tiene una base real, debe ser superado por el bien del país. Además es tremendamente injusto, porque este país ha avanzado muchísimo, sobre todo los primeros 25 años de recuperación de democracia. O sea el país que tú conoces no tiene nada que ver con el país que yo conocí o el país que conocieron tus padres. Recordemos que a fines de los años 80 teníamos una pobreza oficial del 43% de la población. Incluso si lo mides con los criterios que se mide hoy a nivel internacional, sería del orden de un 60 y tanto por ciento. Lo relevante es que se redujo hasta hace algunos años atrás a un 8%, que si bien nos indica que había mucho por hacer aún, nos muestra que un tercio de la población chilena salió de la pobreza. ¡Y eso sí que es

importante! Eso no lo entiende la gente que no ha conocido las tristezas y frustraciones de la miseria. Ahora, estos últimos años lamentablemente ha aumentado nuevamente la pobreza. Vi unas proyecciones de la Cepal que la situaba en un orden de 11% a 12%. Eso sí que es muy preocupante: un país no puede permitirse retroceder en este tipo de indicadores. Es una involución trágica.

Considerando su historia como militante y de exilio, ¿Cómo ha vivido el cargo de Ministro de Defensa? ¿Repetiría la experiencia? 

Sin duda, si tuviera una nueva oportunidad de cumplir esas funciones lo haría, creo, de mejor manera simplemente por la experiencia adquirida. La verdad es que fue un nombramiento y una distinción que yo jamás imaginé. Podría haberme imaginado, quizás, haber tenido algún nombramiento en el área del Medio Ambiente, por el desarrollo profesional que tuve en algunos momentos y porque fui el primer director ejecutivo de la Comisión Nacional de Medio Ambiente en 1994, o por la formación y experiencia en el área económica.

Pero Defensa estaba fuera completamente de lo imaginable, por mi propia historia personal y por haber estado “al otro lado del mesón”. Fue tremendamente importante conocer los temas de lam Defensa, de seguridad nacional, desde la perspectiva de los intereses estratégicos del país. En esas tareas uno aprende a mirar las cosas desde dimensiones completamente diferentes, que no las piensa si no está en esas responsabilidades, como, por ejemplo, plantearse cuáles son los riesgos que como nación tenemos en determinados momentos o circunstancias, o cuáles serían dentro de 20 o 30 años. Los intereses nacionales te llevan a mirar el impacto del cambio climático, de la evolución de las fronteras agrícolas, de la malla y generación energética, de los movimientos poblacionales, etc, desde una mirada distinta.

 

Usted ha tenido una extensa carrera como diplomático, ¿Qué valora de esas experiencias y cuál de sus estadías disfrutó más? 

 

 

Intensa y rica su vida profesional, política y personal, ¿Hay algún algo de su vida o de su trayectoria profesional que querría cambiar? 

¡Qué complicado! Seguramente hay muchas cosas que uno quiere cambiar, algunas en el plano personal y otras en el plano profesional, es difícil responder fíjate. En el plano profesional me habría gustado dedicarme a la literatura antes, empecé muy tarde a escribir por haber priorizado “mi trabajo normal”, pero también porque no había descubierto mis habilidades en el plano de la literatura. 

Probablemente en el plano de los estudios en la universidad hay cosas que habría hecho mejor desde el punto de vista del uso del tiempo, de haber aprendido más cosas, de haberle dado entonces más importancia al aprendizaje de los idiomas, pues en mi generación era algo bastante secundario. Tuve que aprender más de adulto, con mayores dificultades.  

En el plano más personal, cuando yo regresé finalmente de Europa, probablemente me habría gustado -mirándolo con los ojos de ahora- traer a mi hija, aunque era difícil desde el punto de vista de sus edad, y al final se ha quedado muchos años viviendo en  el extranjero, ahora tiene hijos y son otras condiciones. 

  

Profesor, ¿Hay algún conflicto que la diplomacia no pueda resolver? 

Todos los países en los que me desempeñé son tremendamente interesantes. Con cada uno de ellos establecí un nexo muy profundo y específico. Ciertamente, con algunos por más tiempo que con otros. En México, valoré el orgullo que sienten por su historia y su cultura, lo que se nota en la inversión cultural que el Estado mexicano viene haciendo desde hace mucho tiempo, lo que se notaba en la existencia de una gran cantidad de museos, de la vida cultural o de grupos folclóricos. Allí hay un orgullo de su historia, de sus tradiciones, de una identidad. La calidez de su gente y la fuerza de su clase intelectual, de sus universidades y escritores. Eso es algo que uno se lleva consigo al vivir allí. Italia es otro país espectacular; seguramente todo el que ha estado más de 24 horas allí se enamora del país, por su cultura, historia o geografía, por su gastronomía, por sus vinos, es una Nación extraordinariamente rica en todos los aspectos. Uno se lleva una enorme calidez y alegría de vivir, que es muy típica de ellos. Es un país donde nunca se pasa mal, es raro que un italiano esté de mal humor por más de 5 minutos, siempre hay algo que los lleva a recuperar el sentido de la vida. Con clases intelectuales muy fuertemente desarrolladas, siempre hay pensadores italianos en los primeros niveles de sus disciplinas a nivel mundial. En el caso de Estados Unidos, uno siente que está en Washington, siente que es allí donde se toman las decisiones, y eso está muy presente. Uno conversa con una autoridad, y si esa autoridad le dice A, B o C, después observas que eso es lo que ocurre, generalmente. Estados Unidos es un país

extraordinario y, curiosamente, muy desconocido para la mayoría. Uno se forma una impresión, desde bastante joven, de sus aspectos negativos, los que tienen que ver con la dominación internacional que históricamente han hecho sus gobiernos o las empresas. Siendo eso una realidad histórica real, es una mirada incompleta. En primer lugar, no todos los gobiernos han sido iguales. Además, Estados Unidos es un país inmenso y extraordinariamente diverso, y dividido, como hemos visto en las últimas elecciones. El hecho de que haya sido elegido Trump años atrás, pero que después haya perdido su reelección; que la sociedad tenga visiones tan disímiles e incluso, en muchos casos, de gran violencia política y social, muestra una división del país prácticamente en dos mitades. Claramente una mitad muy conservadora, muy mirándose el ombligo, negando la existencia del mundo exterior, aislacionista; y otra mitad muy distinta, muy partidaria de la integración internacional, partidaria de realizar de proyectos de cooperación internacional. Son como el vinagre y el aceite, y es algo que vamos a seguir viendo en los próximos años, lamentablemente, con los riesgos que significa para la Humanidad. En el caso de Suecia, lo que más impresiona es su democracia, su sistema social, su enorme dedicación a la Paz internacional que han tenido durante décadas. Aunque todo esos procesos están viviendo sus propios cambios. Mira, acaba de haber elecciones del parlamento y ha habido una mayoría de derecha, pero con una fuerte participación de un partido de extrema derecha, extraordinariamente fuerte con un 20% o 21%, el segundo partido más fuerte después de la Socialdemocracia. Ese es un fenómeno nuevo, que hay que tratar de entenderlo y explicarlo en el marco de su desarrollo. Pero, aun así, lo que han sido los profundos valores democráticos y sociales suecos es lo que más impresiona a uno, y tendrán que ocurrir todavía muchos cambios para que se pierda. Yo creo que no se va a perder nunca, puede que retrocedan un poco en algunas políticas sociales o en algunas políticas respecto a la inmigración con estas nuevas mayorías políticas. Asimismo, es de alto interés para los cambios que queremos para Chile hoy día, mirar sus logros y sus fracasos, y, en particular, estudiar y comprender la indispensable evolución y revisión de los procesos sociales y económicos que cada momento de la Historia nos demanda. Pero la consolidación de la Democracia en Suecia es un logro muy antiguo en su cultura más profunda. Es un importante aporte a la Humanidad.

Para mí esta última es la lección de vida más importante que yo he tenido, y creo que debe ser la reflexión más importante que todos debemos hacer alguna vez en la vida: no jugar con la Democracia, no jugar con el riesgo a perder la Democracia, porque cuando la pierdes es muy difícil recuperarla. A nosotros, nos costó recuperar 17 años recuperar la Democracia y, todavía más, porque tuvimos que soportar a Pinochet como comandante en jefe ocho años más. Por eso, entender y asumir una conciencia democrática sin peros ni apellidos, ha sido quizá el valor más importante de mis experiencias, por lo menos en mi caso. Es un límite en la vida.

Intensa y rica su vida profesional, política y personal, ¿Hay algún algo de su vida o de su trayectoria profesional que querría cambiar?  

¡Qué complicado! Seguramente hay muchas cosas que uno quiere cambiar, algunas en el plano personal y otras en el plano profesional, es difícil responder fíjate. Como parte de las generaciones que luchamos contra la dictadura y reconquistamos la Democracia, deberíamos haberle dado más importancia a la Cultura, a la formación de las nuevas generaciones. En el plano profesional me habría gustado dedicarme a la literatura antes, empecé muy tarde a escribir por haber priorizado “mi trabajo normal”, pero también porque no había descubierto mis habilidades en el plano de la literatura. Probablemente en el plano de los estudios en la universidad hay cosas que habría hecho mejor desde el punto de vista del uso del tiempo, de haber aprendido más cosas, de  haberle dado entonces más importancia al aprendizaje de los idiomas. Posteriormente, tuve que aprender de adulto, con mayores dificultades. En el plano más personal, cuando yo regresé finalmente de Europa, me habría gustado -mirándolo con los ojos de ahora- traer a mi hija, aunque era difícil y seguramente traumático desde el punto de vista de su edad y de su entorno social. Al final se ha quedado viviendo en el extranjero, ahora tiene hijos y son otras las condiciones históricas.  

Profesor, ¿Hay algún conflicto que la diplomacia no pueda resolver?  

Sí, lamentablemente ha habido muchos. La diplomacia existe para resolver conflictos de manera pacífica,  esa es su función,  ese es su rol histórico, digamos desde siempre. Esta situación que estamos viviendo actualmente con la invasión rusa a Ucrania, que es de un potencial de peligro brutal, tremendo, producto del fracaso de la diplomacia. Tenemos una Rusia mucho más débil, que resulta de una tremenda derrota histórica, de la desaparición de la Unión Soviética, en que todo ese mundo que se construyó durante décadas, se derrumba estrepitosamente porque no tenía bases reales. Es una situación muy delicada, porque pese a que Rusia es mucho más débil que la URSS, tiene colmillos atómicos, como hubiera dicho Mao Tse-Tung, y por lo tanto el riesgo de un enfrentamiento atómico, absolutamente demencial, está muy presente.   

A propósito de las preocupaciones ¿Cómo ve el futuro de la economía en Chile?  

A largo plazo espero que sea mejor que lo que tenemos hoy y lo que tendremos en los próximos años. La difícil situación internacional, entre otras provocada por esta crisis de la invasión rusa y por la pandemia, son dos factores extraordinariamente fuertes. El problema energético en Europa ahora se agudiza naturalmente con esta guerra porque la gran arma que tiene hoy Rusia respecto a Europa es justamente el gas y el petróleo. Y está usando esa arma, entonces viene un  invierno bastante temido por los europeos, que deberán enfrentarlo con escasez o racionamiento de energía, y el invierno es helado en la mayor parte de Europa, particularmente en el centro y norte. Entonces, tenemos el entorno internacional que es complejo. En el plano interno, la verdad es que se han cometido grandes errores en decisiones de política económica estos últimos años, que nos están golpeando y nos van a golpear fuerte por lo menos los años próximos y espero que no se prolongue al 2025. Se han hecho muchas tonteras, entre otras los famosos 10% de los retiros de las pensiones. Era previsible lo que está ocurriendo desde el punto de vista de la inflación. Se advirtió de parte del Banco Central, incluso el actual ministro de Hacienda, Mario Marcel como Presidente del Banco Central, advirtieron que esto iba a ocurrir y era evidente que así sería. La suma de estos errores, horrores  dirían algunos, la tardía reacción del Gobierno anterior, la llegada de la plata fácil, como han dicho algunos economistas, ha creado una situación interna muy compleja. Lo único que el país no puede soportar es que se le ponga inestabilidad al país. Este es un país que se desacostumbró a vivir con inflación. Yo de chico recuerdo que la inflación era algo corriente en la economía chilena. La gente había incluso aprendido un poquito cómo manejarse en situaciones de inflación. El impacto que este proceso tendrá en la sociedad chilena es hoy día impredecible. 

A propósito de tomar decisiones y lo pongo en un escenario hipotético en el que fuese 

llamado a cumplir la misión de ser ministro de Educación ¿Cuál sería la medida que 

tomaría para potenciar la lectura en niños y adultos?, pensando en las preocupantes 

cifras que tenemos de comprensión de lectura, sobre todo.  

En primer lugar, yo estoy completamente retirado  de la actividad pública y la sigo desde mi retiro trabajando y opinando con mis amigos, pero sin ninguna actividad política en los partidos políticos. Observo que tenemos mucho un atraso cultural enorme. Pensando en Concepción, en la década del  60 y hasta el golpe de Estado, la Universidad Concepción fue un foco cultural para la ciudad y para el sur de Chile, era incluso un referente para todo el país. Eso lo hemos perdido y eso tiene que ver, seguramente con la globalización, con el avance de las redes sociales, con el hecho de que ocurra algo en Nueva York y a los 30 segundos lo sabe todo el mundo y ese hecho probablemente no es ni siquiera algo positivo, sino que un crimen, un acto violento, o un producto nuevo, un celular que tiene una nueva función. O sea que crea un interés de consumo muy fuerte, simultáneamente, en Nueva York, en París, pero también en algunos pueblos en África, en Asia y en Chile. Hay una distorsión muy fuerte que tiene que ver con el mundo contemporáneo, no solo con Chile. Estos mismos medios sociales han ido empobreciendo todo el lenguaje, esto de escribir un tweet en una cantidad de signos, lleno de abreviaciones y de faltas de ortografía es culturalmente empobrecedor. No eres capaz transmitir una idea, no puedes hacer una argumentación. Entonces, lo que debería hacer todo Gobierno es poner la educación en primer lugar. Así como nos enseñó ese Presidente en 1938 y ahora aún con mayor razón, con el deterioro que tenemos en el ámbito de la cultura.   

¿Cómo desarrolló este amor tardío por la literatura?, ¿Qué le gusta más, leer o escribir?    

En liceo Enrique Molina de Concepción  tuve muy buenos profesores de literatura, algunos 

que ni siquiera fueron profesores míos, pero que eran muy activos en introducir a 

sus  Estudiantes en la literatura.    

Recuerdo a “Chelita” Batarce o la “Nenita” Díaz, como dos figuras emblemáticas en la formación en literatura en el Liceo. Ellas y otros profesores de literatura habían creado la Academia de Literatura Daniel Belmar en el Liceo 1, al cual nos invitaban a participar. Y nos sentíamos “adultos” porque nos llamaban “los académicos” y hablábamos de literatura, de autores nuevos y clásicos. Era extraordinariamente motivante y nos enseñaban muchas y atractivas ideas. Y allí empecé a escribir mis primeras –no cosas propias- sino más bien análisis de libros y obras que íbamos a ver al teatro de la Universidad de Concepción. Había mucha actividad teatral, era impresionante. La Universidad de Concepción en los 60’ y primeros años de los 70’,  era un foco cultural nacional, teníamos el teatro de la UdeC, el TUC, que dictaba norma. Allí se presentaban por primera vez autores y era muy normal que los grandes actores y directores pasaran por el teatro de la Universidad de Concepción, había mucha vida cultural en Concepción, que se generaba en la Universidad e, incluso, en el Liceo 1. De ahí vienen mis aficiones. La lectura es más antigua en mi vida  y la escritura es más nueva. Yo empecé a escribir mis primeros cuentos en la época del exilio pero como algo muy tímido y el intento de escribir novelas comenzó recién como en 2004 o 2005, y me tomó varios años darme cuenta de que estaba escribiendo una novela. Entonces tampoco fue que de un día para otro dijera ‘ah voy a escribir una novela’, más bien fue un proceso que se fue dando mientras vivía en Italia, vinculado con Pablo Neruda y con uno de sus libros más hermosos según mi opinión, que se llama “Los versos del Capitán”, unos poemas de amor que él dedica y escribe a su amante en aquel momento, Matilde Urrutia, clandestinamente, escondido de su esposa que era Delia del Carril. La obra Los versos del Capitán, se publicó por primera vez en Italia, en Nápoles, de manera anónima, porque Neruda no quiso reconocer la autoría de esos poemas, porque estaban escritos para una amante y recién 10 años después, por primera vez, reconoce la autoría de esos poemas. Incluso, cuando a Neruda le preguntaban en entrevistas sobre esos poemas, respondía “mire usted, no sé quién será el autor, pero los poemas son muy buenos. Son preciosos”, y se estaba refiriendo a obras de él mismo. En torno a eso escribí una trama, aprovechando el periodo en que Neruda vivió en Italia, la relación con su esposa y su amante, el apoyo que recibía de sus amigos italianos, en plena Guerra Fría. De ahí recojo la historia a narrar y le doy carácter de thriller por la persecución del gobierno de Gabriel González Videla hacia este ”agitador comunista” que circulaba por Europa. En Neruda también tenían puestos sus ojos parte de los gobiernos europeos, incluso el gobierno de Francia lo expulsa, y el italiano lo intenta expulsar el año 1952 pero, cuando es apresado y va camino a la frontera norte, se organiza un movimiento en el mundo cultural italiano tan potente que le fue imposible al gobierno ejecutar su propia decisión, y tuvieron que dejarlo en el país. Pero Neruda, ni tonto ni perezoso, se va a vivir a Capri.  La vida me ha enseñado que Pablo Neruda no se equivocaba y siempre eligió los mejores lugares para vivir. Con Isla Negra tampoco se equivocó.  

En la otra novela que tengo terminada y que aún no ha sido publicada, el personaje central es Gabriela Mistral. El objetivo de esta novela es más ambicioso, porque me paseo por toda la vida de Gabriela en forma de reflexiones y relatos sobre las relaciones con sus amistades, y el mundo que la rodea. El trabajo está hecho a partir de una investigación que hice en Suecia en los archivos de la Academia Sueca que entrega el premio Nobel, así que hay mucho material inédito; y también de lo que recogí en la prensa especializada de literatura en Suecia. No sabemos que cuando Mistral fue a recibir el premio Nobel, se quedó 28 días en Suecia, cosa bastante inédita. No conozco otro premio Nobel que se haya quedado tanto tiempo. Ella se transformó en una especie de rockstar con un programa de actividades públicas intensísimo, que fue recogido en la prensa. Si Gabriela Mistral iba a dar una conferencia para el mundo feminista o iba a dar una conferencia a una escuela, los lugares se desbordaban de público con un enorme interés. Su estadía y presentaciones superaron todas las expectativas, comenzando por ella misma. Entonces uso ese contexto para el relato. La poeta se fue en barco de Río de Janeiro a Gotemburgo, que demoró 22 días, y me aprovecho de ese periodo en el que ella va haciendo recuerdos, va contando sobre su vida, va conversando con gente real y ficticia, y eso me permite contar de Gabriela, de ese personaje tan desconocido y excepcional. Gabriela Mistral es sin duda la mujer más importante de la historia de Chile, y no la conocemos, sabemos dos estrofas de los “piececitos de niño, azulosos de frío”, pero no sabemos su tremenda obra poética, no conocemos su prosa era espectacular y profunda, ni de su trabajo educacional e internacional. Fue una tremenda luchadora por la Paz. 

Profesor para ir terminando, si le tocara hacer una oda a la comida chilena, ¿Qué plato 

elegiría?  

No me atrevería porque ya está escrita la mejor oda al mejor plato chileno: “Oda al caldillo de congrio” de nuestro querido Pablo Neruda, que es un poema espectacular e insuperable. De verdad yo creo que uno de los platos de nuestra cocina que mejor nos representa, creo yo, es justamente el caldillo de congrio. Por lo tanto, esa obra ya está escrita.