Relatos de un Alumni exiliado: Su regreso clandestino a Chile y una lucha permanente y pacífica por la democracia y la participación ciudadana
Médico, estudiante y ex profesor de la Universidad de Concepción, socialista renunciado, y demócrata convencido, exiliado político del Chile del dictador Augusto Pinochet, el primer chileno en ingresar a su patria durante el régimen para exigir un juicio justo. A sus 84 años, Edgardo Condeza Vaccaro es un hombre amable, un caballero penquista que ha dedicado su vida a la academia, a sus ideales, y a la democracia, siempre junto a su familia. Propone participación ciudadana, educación cívica y sanciones ejemplares contra la corrupción. Para él, la política es contribuir a que la sociedad sea mejor para todos.
A más de 50 años del golpe de Estado, conversamos con un hombre cuya historia está íntimamente relacionada a uno de los capítulos más oscuros de la historia de Chile. Penquista de toda la vida, como su padre y su abuelo, Edgardo Condeza recuerda con mucho aprecio su etapa como estudiante de medicina en la Universidad de Concepción (UdeC), destaca las características de la Universidad, su campus y los excelentes profesores que conoció, “Gente muy ilustrada, muy informada y muy humanista, en general. Tengo un gran recuerdo de profesores y de mis compañeros”, asegura. Este 2024 se reunirá con sus compañeros de promoción, en los 100 años de Medicina UdeC.
Como estudiante fue ayudante de Fisiopatología del Dr. Ennio Vivaldi Cichero, padre del actual Embajador de Chile en Italia, de quién guarda un gran recuerdo. Como presidente del Centro de Alumnos, organizó el Primer Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Medicina, contribuyendo a la integración y a la educación. “Vinieron 73 personas de 13 países, eso era una gran cosa, porque no existían los celulares, todo fue por carta. Fue un éxito y una gran experiencia”, relata con la emoción de quién se enorgullece de su legado.
En la Facultad de Medicina conoció y fue muy amigo de Miguel Enríquez y Bautista von Schouwen, dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), a quienes recuerda con mucho afecto. “Eran excelentes alumnos, muy estudiosos de obras de cambio de la sociedad y obras revolucionarias. Queríamos contribuir a que la sociedad fuera mejor para todos, especialmente en esa época; los mineros y la gente en el campo vivían en condiciones terribles”. Sin embargo, explica que, al poco tiempo de constituirse, abandonó el MIR. “No estuve de acuerdo con algunas cosas que se hicieron, pero guardo un gran recuerdo de sus principales líderes”, explica.
Es enfático en indicar que, para él, la política, “Es la contribución para cambiar la sociedad, para que sea mejor para todos, de forma pacífica, libertaria y democrática”, define. Hoy ve cómo el desprestigio de la política y los políticos tradicionales, vinculados por ejemplo a hechos de corrupción, son factores que llevan a la sociedad a buscar nuevas alternativas, más populistas y atractivas. “Pertenecí 43 años al Partido Socialista (PS), pero renuncié porque no estoy de acuerdo con las cosas que estaban pasando, la politiquería que hay”, afirma críticamente.
Chile en la maleta, Colombia en el horizonte
En septiembre de 1973 vivía junto a su esposa y sus hijas en Santiago, era docente de Salud Pública en la Universidad de Chile (Uch). Antes se había especializado en Cirugía. A los pocos días del Golpe, decidió renunciar a su trabajo como docente en la Uch, escuchando a quienes le indicaban que debería asilarse. A través de amigos, lo contactaron con la Embajada de Colombia en Santiago, donde estuvo hasta junio de 1974, cuando realizó el viaje más difícil de su vida, debiendo partir de Chile. “Sentí mucha pena, me afectó mucho ese vuelo, sin embargo, lo tomé siempre con la decisión de volver lo antes posible, y contribuir a que cayera la dictadura”, asegura.
En la época, muchos países ofrecían condiciones favorables para los exiliados políticos del régimen, sin embargo, los Condeza Dall´Orso decidieron establecerse en Colombia, “La Embajada y los colombianos se habían portado muy bien con nosotros, y era un país que tenía un desarrollo incluso inferior a Chile, entonces nuestro aporte podía ser más significativo que en un país desarrollado”, explica el médico y político penquista.
En Colombia fue docente en el Centro de Educación en Administración de Salud (CEADS) organismo del Ministerio de Salud y la Organización Panamericana para la Salud, de la ONU, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), donde sus colegas lo eligieron como director del Departamento de Medicina Preventiva y Social, además fue representante en encuentros internacionales, “En Colombia tuvimos una vida muy buena, muy intensa. Laboralmente fue mutuamente positivo”, analiza.
La maleta siempre hecha: el sueño de regresar a Chile
En 1984 decidió que era hora de retornar a su patria. Su esposa Ana Dall´Orso Sobrino, adelantó su viaje a Concepción junto a sus hijas. Solo en el extranjero, se trasladó a Buenos Aires, para estar más cerca y facilitar la comunicación con su familia. Allí trabajó como docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde fue declarado por unanimidad Socio Honorario del Grupo de Investigación y Difusión de la Atención Primaria de Salud. La suerte de Edgardo Condeza para retornar a Chile parecía echada, pues más de 9 veces denegaron las solicitudes de retorno presentadas por su esposa en Concepción.
Tras doce años de exilio, estaba dispuesto a regresar a Chile por las buenas…o por las otras. Entonces surgió la idea de viajar de forma imprevista, “O me expulsaban, o me tomaban preso”, relata. Junto a Jaime Gazmuri, Luis Guastavino, Eduardo Rojas, José Vargas y Jorge Arrate, se organizaron para tomar un vuelo. En ese punto se produjo lo que define como una “diferencia fundamental”: avisar del viaje a la prensa chilena, lo que significaba también advertir a la Central Nacional de Informaciones (CNI), la policía secreta de la dictadura.
“La decisión de avisar era una forma de resguardarse. Ya viajar, significaba una decisión valiente por parte de ellos”, explica, y efectivamente, no solo una, si no que en tres ocasiones viajaron hasta Santiago de Chile por vía aérea, no pudiendo en ninguna ocasión bajar siquiera de la aeronave, siendo devueltos hasta Buenos Aires, a Colombia y tras el tercer intento, la línea aérea del gobierno italiano, Alitalia, les ofreció regresar hasta Buenos Aires, o llevarlos gratis a Roma. “Yo decidí llegar a Roma, de manera que gracias a Pinochet conocí Europa viajando gratis. Primera y última vez en mi vida que viajé en primera clase”, relata con algo de ironía.
Solo, por tierra, con documentos falsos y su apariencia intervenida, el doctor Condeza logró su objetivo de ingresar a Chile y llegar hasta Concepción el 8 de junio de 1984, “Al día siguiente, a las ocho de la mañana, estaba con mi abogado, Jaime Rocha, en la Corte de Apelaciones. La señorita que nos atendió vio que un exiliado se presentaba para que lo juzgaran, exigiendo el derecho a vivir en su patria”, relata. Finalmente, la Dictadura no presentó pruebas y la jueza determinó su libertad el 3 de septiembre de 1986, así, se establece la jurisprudencia del derecho a vivir en la patria.
Hoy, Edgardo Condeza valora el precedente que significó su historia para miles de chilenos que ansiaban retornar a su patria, “Este caso había sido seguido por muchos, entonces sirvió enormemente”, asegura, y no exagera: el 31 de diciembre de 1986, el diario El Sur de Concepción nominó “El Caso Condeza” como “el hecho más destacado del año”, catalogándolo como “un personaje que trascendió fronteras”.
Médico de profesión, demócrata por convicción
No exageramos al decir que la vida del Doctor Edgardo Condeza Vaccaro ha transcurrido en torno a su lucha permanente por la democracia, la libertad y la participación ciudadana en los procesos políticos, siempre desde la vereda de la paz social y alejado de la violencia. ¿Cómo califica él su aporte a la democracia?: “Es difícil hablar de uno mismo, pero yo lo calificaría primero como permanente, pacífico, democrático, respetuoso, tema fundamental de mi vida, fue tan importante como mi profesión”, reconoce, y es difícil no creerle, sus acciones hablan por sí solas.
En 1978 durante su exilio en Colombia, fundó y dirigió hasta 1984 el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA). En instalaciones facilitadas por los Jesuitas en Bogotá, organizaban seminarios, foros y mesas redondas, donde participaron destacadas personalidades del mundo político e intelectual, como Gabriel García Márquez, el escritor Juan Bosh y ex Presidente de República Dominicana Adolfo Pérez E. Premio Nóbel de la Paz, Ricardo Lagos, entre otros.
En Chile participó en la creación del Comité Nacional por las Elecciones Libres, el cual controló de manera independiente el proceso electoral del Plebiscito de 1988. Participó junto a otros dirigentes de la Concertación de Partidos por la en la Democracia, coautor junto a su esposa Ana Dall´Orso Sobrino de la “Carta a los Regionalistas”, la “Carta a los Ecologistas”, entre otros ensayos.
El médico y político valora el respeto a la democracia que ha primado en Chile luego del fin de la dictadura, “Después de Pinochet, se han elegido presidentes de derecha, socialistas, demócrata cristianos, esa es una expresión clara de que se vive una democracia, y está bien que la gente elija a quienes, en ese momento, considere más convenientes”. Sin embargo, advierte sobre el peligro que significa la fuerza que han obtenido las posiciones extremas, “Más aún, posiciones que pudieran ser de carácter violento o con falta de democracia, eso sería terrible. De cualquier lado que venga, la violencia, el autoritarismo, es negativo para las personas, la nación y para el desarrollo”, asegura.
Respecto del porqué en muchos lugares del mundo, posturas extremas han llegado incluso a los gobiernos por la vía democrática, Edgardo Condeza tiene una visión clara: “El desprestigio de los políticos, de la política tradicional, de los parlamentarios y el desarrollo de políticas equivocadas o de forma corrupta”, es lo que, según su manera de ver, “Lleva a que la gente busque otras alternativas más novedosas, en ocasiones sin percatarse de que pudieran ser negativas para su nación”, advierte.
La coyuntura política actual de Chile, un momento complejo
Respecto al proceso constituyente, su visión es que el proceso debía partir por la educación de las personas, y no por la elección de representantes, le hicieron desistir de participar como candidato, “Son procesos necesarios, pero lamentablemente no se han desarrollado en buena forma. Por otra parte, ha existido una diferencia muy grande entre la propaganda, la difusión, la publicidad a favor o en contra de la Constitución”. Según señala, ha sido determinante el papel de los medios de comunicación en los procesos constituyentes.
Desde su análisis, lo que requiere la sociedad chilena para salir del álgido momento político y social que atraviesa, es participación ciudadana: “Esto significa que las cosas importantes tienen que ser consultadas en plebiscitos, que en Chile tiene que existir el sistema de revocatoria de las autoridades, es decir, aquella autoridad que es corrupta, o que hace mal su trabajo, pueda ser sometida a un plebiscito para decidir si sigue, o se va. Esta revocatoria de autoridades existe en Suiza desde el año 1864 y en la ciudad de Los Ángeles, California, desde 1904”, asegura.
Para América Latina el Dr. Condeza asegura que, “Se va a avanzar hacia una integración, se están haciendo esfuerzos en ese sentido, y eso es muy favorable para todos los países”, por lo que asegura que tanto para Chile como para la Región, se avecinan tiempos mejores, “Pero esto es básicamente si todas las personas, sin excepción, contribuimos a que las cosas sean mejores, a los cambios en forma pacífica, libertaria, democrática, y sin violencia”, pero advierte una vez más, que todo cambio debe ser antecedido por una política de educación, para que todos entiendan que su participación es relevante para avanzar hacia el desarrollo.