Publicado el 07 de julio de 2021

Hansell Hernández, contrabajista: Sazón cubana en la Sinfónica UdeC

 

  • El músico originario de Guanabacoa llegó a Chile hace 16 años para integrarse al elenco de la Sinfónica UdeC, que en estos días celebra 69 años de trayectoria. En esta entrevista, el contrabajista revela cómo fueron sus inicios en la música y de qué manera ha proyectado su trayectoria lejos de su natal Cuba.

 

Hijo de músicos y nacido en un pueblo con gran tradición cultural y musical, el destino de Hansell Hernández parecía definido desde la cuna.

Desde pequeño, tuvo una marcada inclinación artística que fue potenciada por su entorno familiar.

«Mi madre era profesora de piano en el Conservatorio Guillermo Tomás. Mi padre era aficionado a la guitarra y mi abuela, que ahora tiene 82 años, era bailarina. Yo crecí mirando esas fotos y el arte siempre estuvo presente en mi vida. Recuerdo que de pequeño pude compartir con alumnos de mi mamá que iban a la casa a tomar clases, entonces crecí en un ambiente rodeado de música”, explica.

“Recuerdo que con 6 años me sentaba en un columpio a cantar y ahí fue cuando mis padres se dieron cuenta de que tenía aptitudes y oído musical. Así que me preguntaron si quería ser músico, con apenas 6 años, y yo respondí: ¡claro! Quería seguir el ejemplo de mis padres. A esa edad tus padres son tus héroes y yo quería ser como ellos”, comenta el artista.

Si bien Hernández tuvo una inclinación inicial por el canto, esta posibilidad se vio truncada por una afección en la garganta que le impidió desarrollarse en esta disciplina, dando paso a una nueva búsqueda artística.

“Para mí fue frustrante no poder dedicarme al canto. Quería ser cantante. Entonces mi mamá me llevó por primera vez al teatro a un concierto de la Sinfónica Nacional de Cuba con la intención de que me maravillara con un instrumento. Y así fue. Recuerdo ese concierto como si fuera hoy. Estaba tan emocionado con el sonido de cada instrumento, tenía la sensación que tiene un niño estando en la juguetería. Quería ver lo que hacía cada uno de los instrumentos, saber cómo se llamaban y sentir los sonidos. En ese momento mi mamá me preguntó cuál instrumento me había gustado, esperando que le respondiera violín o piano, pero yo me decidí por el contrabajo. Me llamó la atención el tamaño, lo vi como un violín gigante”, relata.

Con una vocación clara, el músico cubano ingresó a los 7 años a estudiar en el Conservatorio «Guillermo Tomás Bouffartigue» de Guanabacoa, lugar donde los estudiantes combinan la enseñanza formal con una instrucción artística.

Por sus características, esta academia, que es parte de las escuelas asociadas de la UNESCO, es considerada uno de las más completas del Sistema de Escuelas de Arte de Cuba. En esta escuela, Hernández acumuló valiosas experiencias y tuvo profesores destacados a nivel internacional, como Orlando “Cachaito” López, reconocido bajista de la agrupación “Buena Vista Social Club”.

En esta institución el contrabajista se mantuvo hasta los 14 años, edad en que los estudiantes deben decidir si continuarán una carrera musical o si se orientarán a una tradicional.

«Siempre me gustó la ciencia y la física. Trataba de mantener un buen promedio que me diera la opción de elegir si me arrepentía de mi veta musical”, comenta entre risas. Pero no fue así.

A sus  tempranos 14 años, el cubano desechó la opción de estudiar Derecho o Medicina y fue tajante al responder la disyuntiva propuesta por sus profesores: “Quiero seguir con la música”, sentenció.

Pasos gigantes

El siguiente destino en el desarrollo musical de Hansell Hernández fue el Conservatorio Amadeo Roldán, en La Habana. Esta institución de la música en Cuba ha sido la cuna de destacados artistas como Chucho Valdés, Fran Fernández y el legendario pianista Ernesto Lecuona. En este espacio, el músico encontraría una oportunidad que definiría su carrera.

“Estudiando en el Amadeo Roldán recibí una invitación de la Sinfónica Nacional de Cuba que me permitió conocer a grandes maestros de la música cubana como Silvio Rodríguez, con quien grabamos un disco después”, detalla.

El contrabajista junto a uno de sus maestros, Silvio Rodríguez.

En esta orquesta, el contrabajista se mantuvo entre los 14 y 19 años de edad. Paralelamente, Hernández comenzó sus estudios en el Instituto Superior de Arte, en la Habana, donde finalizó sus estudios después de tres años y medio, en una carrera que suele durar 7 años. Aquí obtuvo su título de Licenciado en Música Perfil: Contrabajo.

“Me gradué del Instituto Superior de Arte un día antes de venir a Chile”, cuenta.

“Estaba en la orquesta cuando el maestro Luis Gorelik, director de la Sinfónica UdeC en ese momento, fue invitado a dirigir la Orquesta de Cuba. Me dijo: ¿Tú sabes que en Chile se va a abrir un concurso de contrabajo? Nos gustaría que te presentaras. Así fue como llegué a Chile. Me despedí de mi familia, como quien va por 5 días a un concurso. Entonces toqué sin expectativas, ni presiones. Venía por la experiencia personal. Pero fue quizás ese relajo el que me ayudó a expresar lo mejor de mi arte y aprobé. Me ofrecieron un trato inicial de 6 meses para probar si podía adaptarme. Así que llamé a mi familia a Cuba y lloramos. Pero me quedé,  pensé que debía hacerlo y vivir una experiencia fuera de mi país”, relata.

Sonidos cubanos en la UdeC

“Un baluarte que deberíamos cuidar mucho”, así define el músico a la institución que lo ha acogido los últimos 16 años de su carrera. La misma que en julio de 2021 cumple 69 años de contribución a la identidad penquista.

Como expresa el contrabajista, la Orquesta Sinfónica se ha transformado en un ícono musical de la Región, posicionándose como una de las orquestas más importantes a nivel nacional, desarrollando temporadas sinfónicas tradicionales, conciertos de diversos géneros, y presentaciones especiales como los Conciertos de Navidad al aire libre y los Conciertos de Música de Película que reúnen a la comunidad de Concepción en torno al foro de la Universidad.

El músico en la «Sala Nezahualcóyotl» de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, durante la gira de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción a ese país, en noviembre de 2019.

Uno de sus pasos más importantes en los últimos años de la Sinfónica UdeC se gestó el 2019, con el inicio de un proceso de internacionalización, que la llevó a girar por diversos países como Brasil y México, posicionando a la agrupación y a Concepción fuera de las fronteras de nuestro país.

“Es emocionante ver el recibimiento del público en el exterior. Había estado a los 16 años en México y volver 20 años después y sentir ese cariño de la gente es muy gratificante. Tocamos frente a miles de personas que nos ovacionaron. Eso como músico te alimenta el alma y anima a enfrentar nuevos desafíos. En Brasil sucedió lo mismo”.

Esa calidez que el músico ha visto en la recepción del público extranjero y que recibe con satisfacción, es también lo que valora entre sus pares, quienes desde su arribo a Concepción le demostraron que llegaba a integrarse a una familia.

“La calidad humana es muy importante. Siento que Chile es como mi segunda casa. Mis colegas me recibieron muy bien. Puedo contar que en mis primeros años en Concepción nunca me faltó una invitación a compartir un asado o un encuentro, me abrieron las puertas de sus casas y fueron muy generosos”, relata con una sonrisa.

Lejos están los días en que el joven de 20 años llegó en pleno invierno, con sandalias, al aeropuerto, sin conocer la ciudad o su clima. Hoy Hansell Hernández es un músico consolidado en la Sinfónica UdeC, que aporta su sonrisa, talento y simpatía a una gran agrupación de talentosos músicos y orgullo del Campanil.